A Dirty Shame (2004)

En un artículo aparecido en una revista especializada en medicina, Waters descubrió que un estudio reciente había llegado a la conclusión de que un pequeño porcentaje de personas que llegaban a recibir un golpe en la cabeza no tardaban mucho tiempo en experimentar un súbito incremento en sus deseos sexuales. Y el director creyó que con ese material podría hacerse una comedia.
Así nació A Dirty Shane, en la que un grupo de tranquilos vecinos son tomados por asalto por un grupo heterogéneo de personas que se han vuelto adictos al sexo.
Reflexión irónica e irreverente sobre la forma infantil y problemática que tenemos los seres humanos de comportarnos frente a los asuntos relacionados con el sexo, el último film de John Waters parece intentar un verdadero regreso a las fuentes.