Kathleen Turner es Beverly Sutphin, una ejemplar ama de casa, amante de los pájaros y de la armonía familiar, si no fuera porque es capaz de asesinar a sus vecinos por no rebobinar las películas que devuelven al video club o reciclar la basura como corresponde. Y hasta sus propios hijos pueden llegar a ser objeto de su castigo ejemplar si no llegan a comportarse como es debido.
En estos tiempos, en los que los criminales se han vuelto verdaderas estrellas, la presencia de la Turner encabezando el elenco de Serial Mom es toda una toma de posición de Waters respecto de su visión de la sociedad de los noventa. Quien dispara a los “inocentes” vecinos ya no es una marginal (como Divine en Multiple Maniacs) sino una más que respetable e insospechada ama de casa.
Este segundo film “comercial” de Waters fue cuestionado por sus seguidores por su abultado presupuesto (costó trece millones de dólares, la mayoría de los cuales fueron a parar a la cuenta de la señora Turner). Aunque significó un fracaso económico para el estudio que la produjo, no evitó que fuera celebrada en Cannes, donde cerró la edición 1994 de ese festival. Pero sí provocó que Waters se replanteara un posible regreso a las fuentes.
La actuación de Kathleen Turner se cuenta entre las más brillantes de toda su carrera.