“Es absurdo dividir a las personas entre buenas y malas. Las personas pueden ser encantadoras o desagradables”.
Oscar Wilde
Según la definición de la Enciclopedia Británica, el camp es “banalidad, superficialidad, afectación frívola, amaneramiento”.
Si como propone Blas Matamoro en su ensayo Kitsch y literatura (Saber y literatura, Ediciones de la Torre, Madrid, 1980), el kitsch consiste en un fenómeno de descentramiento, por el cual nos oponemos a lo considerado de “buen gusto” y colocamos la fealdad en lugar de la belleza, “si logramos extraer placer de lo feo, --de lo kitsch--, habremos conquistado un escalón en la escala que conduce al reino del camp”.
El camp es autoconsciente del kitsch. Por el contrario, el consumidor kitsch no es consciente del engaño cultural.
Al igual que el kitsch, el camp reproduce los efectos del arte pero no sus causas. Se opone al arte verdadero, es arte falso, un arte que parece arte y no lo es.
Implica una concepción del mundo en términos meramente de estilo, una experiencia continuamente estética.
Es la victoria del estilo por sobre el contenido, de la estética por sobre la moralidad, de la ironía por sobre la tragedia.
El camp es juego, es lúdico. Es una forma de deleite, que expulsa el enjuiciamiento y el prejuicio. Es un sentimiento “tierno”.
Invita a tomar en serio lo frívolo y ser frívolo respecto de lo serio. El arte camp es decorativo, privilegia la textura, la superficie sensual y el estilo por sobre el contenido. Andy Warhol confesaba: “si quieren saberlo todo sobre mí, observen las superficies de mis pinturas, de mis películas, de mí mismo, y allí lo encontrarán. No hay nada detrás”.
La esencia de lo camp es el amor a lo no natural, al artificio y a la exageración. Es un modo de ver al mundo como fenómeno estético. No en términos de belleza sino de grado de artificio, de estilización.
Existe una visión camp, una manera camp de mirar las cosas. Pero lo camp es también una cualidad perceptible en los objetos y en los comportamientos. El mundo camp es, por sobre todas las cosas, un mundo “visual”.
En cuanto al gusto sexual, lo camp implica ir en contra del propio sexo. No hay una relación entre el camp y el homoerotismo. El sexo a la manera camp defiende el concepto de intersexualidad que enunciara Susan Sontag, mediante el cual el placer es algo polimorfo, y donde “un seno tenso y un pene tenso resultan intercambiables”. Lo más hermoso de los hombres resulta, entonces, algo femenino y, por el contrario, lo más hermoso en las mujeres algo masculino. En el cine, la exagerada feminidad de Jayne Mansfield, Gina Lollobrigida, Jane Russell o Virginia Mayo, o la masculinidad exasperada de Steve Reeves o Victor Mature, son claros ejemplos de estrellas camp.