Hairspray (1988)

Ambientada en el Baltimore de los sesenta, Hairspray cuenta la historia del rock and roll, a través de la particular mirada de Waters.
Lo más interesante es su revalorización de los perdedores: en Hairspray, los héroes son los negros, los gordos, los feos y los travestis, que dejan en ridículo a los inútiles blancos rubios.
Se destacan las actuaciones de Ricki Lake como Tracy, una simpática gordita que se convierte en estrella, y nuevamente Divine, como la increíble y enorme iddishe mame de Tracy.